Un 6 de enero
La Noche más
Mágica del año
Hay un instante, justo cuando el día se apaga y la noche de Reyes despierta, en el que todo parece posible. Es un susurro de magia que nos envuelve, como si el tiempo se detuviera para recordarnos que la ilusión no tiene edad.
Esa noche no es solo para los pequeños que esperan con los ojos brillantes; también es para los adultos que, en silencio, se convierten en cómplices de los Reyes Magos. Es para quienes aún creen en la magia de los deseos escritos con caligrafía temblorosa y en la emoción de dejar galletas, leche… y quizá un trocito de turrón, “por si los Reyes tienen hambre”.
La noche de Reyes es un puente entre generaciones, un recordatorio de que la ilusión no se pierde, solo se transforma. Es mirar al cielo y preguntarte si la estrella de Oriente sigue ahí, guiando camellos cargados de sueños, como lo hacía cuando eras niño.
Porque la importancia de esta noche no está en los regalos, está en las risas, en el brillo de las luces, en el misterio de lo que vendrá, sobre todo, en la certeza de que la magia existe pero la ilusión la pones tú.
